Que las empresas vayamos mal no puede
ser la excusa para eludir nuestra responsabilidad para con la
sociedad y entorno en el que desarrollamos nuestra actividad.
La empresa es el principal motor de las
sociedades modernas, vivimos de su consumo, pero también cubrimos
sus necesidades; el empleo, los bienes de consumo y la promoción de
todo tipo de actos y necesidades culturales, deportivas, sociales,
medioambientales etc., entre otras.
Hoy sería difícil concebir una
sociedad sin empresas, sin empresarios, ni por supuesto lo contrario.
Es claro que la
primera misión social de una empresa es generar empleo, pero no solo
esa. ¿Qué pasaría en España o en cualquier país desarrollado si
las empresas dejarán de aportar parte de sus recursos a cubrir las
otras necesidades a las que me refería? Habría menos cultura, menos
deporte, menos gasto en cubrir las necesidades básicas, en
definitiva más problemas sociales y medioambientales.
No quiero que nadie entienda que hago
este planteamiento para agradecer la labor social de la empresa, sino
más bien lo contrario. Lo hago para resaltar que hacerlo no debería
de ser una opción sino una obligación, aunque solo sea moral.
Alguien dirá que en los tiempos que
corren hay que centrar todo el esfuerzo y los recursos en salvar a la
empresa y el empleo. No le quitaré la razón, pero entiendo que mi
planteamiento es compatible con hacerlo.
Si a la empresa le va mal a la sociedad
le irá mal y viceversa. Por esto las empresas tenemos que
implicarnos en los problemas sociales y poner recursos para
atenderlos.
En Calidad Deportiva siempre hemos
tenido claros estos principios. Por ello, hemos colaborado en nuestro
entorno siempre que hemos podido y en la medida de nuestras
posibilidades.
En estos años hemos generado mucho
empleo directo e indirecto, pero también colaborado con la cultura,
el deporte, las organizaciones, sociales, el medio ambiente, etc.
Ahora hay menos actividad y por tanto
menos recursos, y muchos más problemas. Pero, también la sociedad
tiene más problemas. Desentendernos de esos problemas sería un
error estratégico, ahora que nos gusta tanto hablar de estrategias.
No hay mal que cien años dure. Estos
tiempos pasarán y vendrán otros mejores. Es muy posible que las
empresas que ahora ignoren a la sociedad, después reciban el mismo
trato. Me enseñaron que la vida es un continuo “toma y daca”.
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