lunes, 8 de abril de 2013

EL IVA EN LAS INSTALACIONES DEPORTIVAS


En septiembre de 2012 subía el IVA que se aplica por la práctica deportiva del 8 al 21%. Esta subida espectacular, en la mayoría de los casos, no ha podido ser absorbida por las empresas que gestionan instalaciones deportivas públicas y privadas. Esto ha provocado un encarecimiento de las actividades deportivas en estos centros del 13%.

Debemos tener en cuenta que esta subida se produce en un momento de recesión económica que afecta de forma muy considerable a las clases medias, que son el principal cliente de este tipo de instalaciones. Según varias fuentes entre el año 2008 y 2012 se ha producido una deflación de los salarios de aproximadamente el 20%, además del incremento del número de personas sin trabajo hasta casi los 6 millones.



La consecuencia inmediata ha sido un descenso considerable en el número de ciudadanos que vienen a practicar deporte a estas instalaciones. Es muy difícil saber una cifra exacta, pero podemos asegurar que está entre el 20 y 30%.

Conviene recordar que la actividad deportiva regular mejora la salud física y mental de las personas. Esto está demostrado científicamente y nadie lo cuestiona. Por ello, parece razonable que los gobiernos tienen que promover la práctica deportiva. Primero para mejorar la salud de sus ciudadanos, pero también para ahorrar costes en sanidad y en tercer lugar, no menos importante en estos momentos, para levantar la moral de una sociedad inmersa en una depresión colectiva.

Somos muchos los profesionales del sector los que no entendemos que los gobiernos, en su mayoría, estén castigando la práctica deportiva con subidas de impuestos y el descenso en inversión de casi el 90%. Es verdad que en el corto plazo la subida en el IVA aportará más ingresos al Estado, y que el ahorro en inversión supone un ahorro en el gasto público. Sin embargo en el medio y largo plazo tendrá consecuencias muy negativas.

Además, la subida del IVA y el descenso de las inversiones públicas, está ahogando a cientos de empresas y destruyendo miles de empleos. Es decir, hay menos actividad, menos ingresos en concepto de impuestos, más gasto para atender las prestaciones por desempleo, más morosidad entre empresas, más economía sumergida, más fraude fiscal, etc.

El gobierno debería valorar los efectos negativos y positivos de la subida del IVA del 8 al 21% en los ingresos y el gasto público y por supuesto, tener en cuenta los efectos negativos de esta medida para la salud.

Rectificar es de sabios y hay muchos argumentos para que el gobierno reconsidere su decisión y rectifique.

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