Las autoridades españolas recurren a
la internacionalización para capear el temporal de la economía
española y las dificultades de las empresas.
Muchas, las que tenemos alguna
oportunidad, lo hacemos. Me sorprende la capacidad de adaptación de
los empresarios españoles y sobre todo las ganas de seguir luchando,
a pesar de que casi todas las circunstancias son adversas.
Tenemos capacidad de exportar
conocimientos y productos, esto ha quedado demostrado en los últimos
años. En los de crecimiento la mayor parte de la producción de la
empresa se destinó al consumo interno, pero ahora se reparte por
casi todo el mundo.
Personalmente, estoy haciendo
prospección de varios mercados, y en casi todos ellos encuentro a
empresas y empresarios españoles, que ya están implantados en el
país o en fase de hacerlo. Sin duda la necesidad de exportar es de
lo poco bueno que nos ha traído la recesión.
La empresa, en general, está haciendo
los deberes, se está aplicando. Hemos ajustado el gasto, mejorado la
productividad, la competitividad de nuestros productos y servicios e
incrementado significativamente las exportaciones. Pero, tengamos
claro que, sin ayuda no seremos el motor que necesita la economía
española para generar actividad y empleo.
La mayoría nos estamos encontrado un
muro infranqueable para exportar. Básicamente el mismo que para
desarrollar nuestra actividad en España. No tenemos crédito, ni
ayuda de las entidades financieras. La propaganda es una cosa y la
realidad es bien distinta.
Los bancos no tienen confianza en las
empresas españolas y por tanto no arriesgan nada, absolutamente
nada. Solo apoyan a aquellas empresas que garantizan al 100% que
podrán devolver los préstamos o hacer frente a los avales, es decir
a un minoría. Se imaginan que todos los empresarios nos pusiéramos
de acuerdo para decir que si no nos garantizan beneficios paramos
nuestra actividad.
Montar una infraestructura empresarial
fuera de España o exportar productos, requiere de ayuda en forma de
crédito o aval, ¿Quién dispone de la tesorería suficiente para
hacerlo? Es evidente que muchos empresarios desisten de hacerlo ante
la falta de apoyo.
Me parece prudente e incluso necesario
que los bancos quieran tener las mayores garantías y pongan los
medios para evitar la morosidad, pero sin exagerar. Podría relatar
aquí operaciones en las que el nivel de riesgo para el banco es
prácticamente cero y la operación no se ha hecho.
Hace unos días me decía el
responsable territorial de empresas de una entidad, ante una
operación muy segura para el banco (95%), que el responsable de
riesgos de esa entidad no aprobó la operación porque, si salía mal
(5%), se estaba jugando su puesto de trabajo. Este caso no es
excepcional sino que es lo normal.
Difícil lo tenemos los empresarios, en
España no hay ni crédito ni actividad, y cuando no vamos fuera el
apoyo es mínimo. Si de verdad los gobernantes quieren apoyar el
crecimiento en la exportación, tendrá que poner los medios y
arriesgar, al igual que lo hacemos nosotros.