martes, 6 de enero de 2015

LA CALIDAD EN LOS CAMPOS DE FÚTBOL DE CÉSPED ARTIFICIAL

En España tenemos entre 6.000 y 7.000 campos de fútbol de césped artificial.

Fue en el año 2003 cuando FIFA acepta la superficie de césped artificial para la práctica oficial del fútbol, y tan solo un año después lo hace la UEFA.

Es a partir de ese momento cuando se produce un incremento exponencial en la construcción o transformación de campos de fútbol con hierba artificial.

En el año 2005, FIFA y UEFA se ponen de acuerdo para regular la calidad de los terrenos de juego de césped artificial. Acuerdan que sea FIFA la responsable de normalizar y homologar los campos de fútbol con un sello de calidad al que llaman, “FIFA Recommended”.

Para establecer los parámetros de calidad exigibles para la obtención de este sello de calidad, miden las características y comportamiento mecánico de un campo de hierba natural, en óptimas condiciones, frente al balón y al jugador, además de la resistencia al desgaste y las roturas de la hierba artificial.


Se mide la rodadura y el bote vertical o angular de la pelota, la absorción de impacto al caer, la resistencia al inicio del sprint o el deslizamiento del jugador, entre otros.
A partir de estas mediciones se fijaron unos parámetros que si los cumple el artificial se lo otorga una homologación por FIFA.

Para obtener la homologación FIFA, el fabricante de la hierba tiene que solicitar previamente la licencia FIFA y pagar un canon anual. Con esta licencia el fabricante puede proceder a homologar los campos que necesite.

Además del pago anual del canon, el fabricante, la constructora o el cliente tienen que pagar los gastos establecidos de desplazamientos más tasas del laboratorio autorizado por FIFA, bien sea para certificar las características del césped a instalar o realizar los ensayos necesarios en el terreno de juego.

Es muy importante saber que antes de obtener la homologación FIFA de un campo de fútbol, hay que llevar el césped artificial (moqueta) que vayamos a instalar a un laboratorio autorizado, para que estudie sus características y compruebe que éstas se encuentran dentro de los parámetros marcados.
En el laboratorio, se ensaya sobre la muestra de césped artificial, la vida útil, la composición del producto, la solidez para la instalación, la resistencia a las condiciones meteorológicas, la interacción entre jugador y superficie y el comportamiento del balón.

Una vez instalado el césped en el campo de juego, se repiten las pruebas para ver si cumplen los parámetros que previamente se habían ensayado en el laboratorio.

Es decir, esto es muy importante, se homologa el campo no el césped. El sello de calidad FIFA se otorga solo a campos de juego, no al césped artificial. Por tanto, el sistema constructivo empleado (base y sub-base) es tan o más importante que la calidad del césped.

Hay que desterrar el concepto, tan empleado, de que queremos comprar un césped de FIFA una o dos estrellas.

El sello de calidad FIFA puede ser de una o dos estrellas. El de una estrella se otorga por un periodo de 3 años y el de dos estrellas hay que renovarlo cada año.

Es evidente que FIFA es mucho más exigente con el sello de calidad de dos estrellas, obligando a realizar unas tareas de mantenimiento muy exigentes para garantizar que el terreno de juego mantiene de forma permanente unas condiciones idóneas para la práctica del fútbol.




Llegados a este punto, quiero dejar claro que el sello de calidad FIFA solo es exigible para la disputa de partidos de carácter internacional.

Las homologaciones FIFA, como veremos más adelante, tienen que ver con la calidad y la garantía del campo de juego, pero en ningún caso condicionan la práctica del fútbol en competiciones que no sean internacionales.

La idea de FIFA al establecer dos homologaciones fue la de crear una más sencilla (una estrella), para campos de uso aficionado o escolar, y otra mucho más exigente (dos estrellas), para la práctica profesional.

La realidad es que en España existen muy pocos campos, ni siquiera el 1%, con la homologación FIFA una o dos estrellas. La mayoría de los que se homologan inicialmente, una vez pasado el periodo inicial de uno o tres años, no renuevan la homologación.

Existe poco o nulo interés por parte del propietario del campo de fútbol de tener una homologación FIFA, debido al coste que eso supone. Las primeras homologaciones las suelen realizar los fabricantes, por interés relacionado con sus políticas de marketing o las constructoras, por una obligación recogida en los pliegos de condiciones. Pero casi nunca se renuevan estas homologaciones, a no ser que exista un interés concreto del fabricante en mantener la homologación.

Desde 2005, FIFA ha realizado 3 actualizaciones de las normas de calidad para obtener la homologación, la última es de 2012.

Además de las homologaciones de FIFA, las más conocidas y utilizadas, existe la homologación del Comité Europeo de Normalización, que en España lo representa AENOR.

En este caso se exige el cumplimiento de la norma UNE-EN 15330-1:2007. Esta norma es del año 2007 y al igual que FIFA pretende garantizar la calidad en los pavimentos deportivos de césped artificial.

Las normas UNE-EN no son imperativas, pero sí que los licitadores pueden incluir en los pliegos de condiciones de los concursos públicos la obligatoriedad del cumplimiento de esta Norma.
En 2009, la RFEF regula su propia certificación de calidad con dos niveles. El Nivel 1 para competiciones autonómicas y el II para la segunda división B y la 3ª división.

Para obtener el certificado de calidad de la RFEF es preceptivo que el campo de juego cumpla la norma UNE-EN 15330-1.




En la teoría es preceptivo disponer del sello de calidad de la RFEF para la disputa de partidos oficiales de sus competiciones, en la práctica no se exige.

¿Qué beneficios reporta tener un sello de calidad FIFA, UNE-EN o RFEF?, además del prestigio.

Se garantiza la calidad del producto y verifica que realmente tiene las características que dice el fabricante o la constructora.

Se optimiza el ciclo de vida (especialmente en aquello que obtengan la homologación FIFA 2 estrellas)




Se obtiene una orientación de las labores de mantenimiento que ayudan a mantener unas condiciones óptimas de juego.

Como consecuencia de ello se obtiene una mayor calidad percibida por parte del usuario.

Se mejoran las variables biomecánicas: mejor calidad para el juego y prevención de lesiones.

El inconveniente, como ya dije es el gasto que supone mantener una homologación. Cierto es que no es un coste importante en el conjunto de la inversión. Sin embargo, los presupuestos disponibles se han reducido tanto que la homologación FIFA ha dejado de ser una prioridad.

En este asunto, como en casi todo en la vida, hay que utilizar la lógica y el sentido común. Si podemos permitirnos tener una homologación FIFA u otra, hemos de tenerla en función del uso que le daremos al campo de juego.


En cualquier caso, lo prioritario es centrarnos en diseñar un buen proyecto, con un buen sistema constructivo (base + sub-base) y una buena moqueta (césped artificial). Buscar una empresa constructora especialista (no generalista) en la construcción de este tipo de instalaciones, con acreditada experiencia. Que nos merezca la máxima confianza, para que, además de construirnos el campo de fútbol, nos asesore y ayude a obtener de esta inversión el máximo rendimiento.

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