Este éxito no es fruto de la
casualidad, como alguna vez he escrito en este blog, es consecuencia
de mucho trabajo y sacrificio personal, y también del esfuerzo
económico de las aapp y los clubes y federaciones deportivas.
Pero más allá de lo puramente
deportivo es consecuencia del éxito de una sociedad que cada día
avanza un poco más en igualdad. Por supuesto que queda mucho, solo
hay que mirar las estadísticas de violencia doméstica, las
diferencias salariales entre hombre y mujer o la ocupación de
puestos ejecutivos en grandes corporaciones y en los gobiernos. Sin
embargo, debemos sentirnos orgullosos, yo lo estoy, no solo del éxito
deportivo sino de la significación social del hecho.
Hasta hace unos pocos años ver jugar a
una chica al baloncesto, fútbol o balonmano era poco menos que una
osadía, y no digamos de aquellas que se dedicaban a entrenar o a ser
árbitros. No seré el único que haya escuchado comentarios
machistas viendo un partido de féminas o a una chica pitar un
partido de fútbol o baloncesto. No diré que se hayan erradicado
esos comportamientos, pero sí que la sociedad va normalizando, como
no puede ser de otra forma, estos acontecimientos.
Dicho esto, quiero manifestar mi
preocupación por la continuidad de este éxito. Seguro que a
Mireira, Carolina o a Gisela, no les va a faltar el apoyo y los
medios, al menos mientras obtengan tan buenos resultados, pero ¿qué
pasa con los miles de chicas que vienen detrás?
Parte del éxito depende del apoyo
económico y este en una primera fase, la del deporte base, tiene que
llegar de las administraciones públicas. Me consta que los clubes
deportivos y las federaciones se exprimen las neuronas para ver de
dónde sacar recursos económicos. En algunos casos se consigue, pero
en la mayoría el esfuerzo termina en frustración.
Desgraciadamente, ante la falta de
recursos económicos, en la mayoría de clubes y federaciones, se
sigue dando prioridad al deporte masculino. No es bueno que esto
ocurra, tantos derechos tienen ellos como ellas y escoger una opción
en función del sexo es injusto e impropio de una sociedad moderna e
igualitaria.
En cualquier caso, lo mejor es no tener
que escoger. Para eso deben existir los recursos económicos
suficientes para mantener una estructura de deporte de base acorde
con las necesidades de la sociedad española.
Esta es una
obligación de las administraciones públicas que, en estos momentos,
no están cumpliendo. Necesitamos una estrategia consensuada entre
partidos políticos y la sociedad civil de deporte de base, que no
existe, bueno nunca ha existido. Que defina cuales son los objetivos,
la coordinación entre los actores y los recursos de todo tipo.
Esa será la mejor garantía de que el
deporte femenino siga creciendo y que nuestra sociedad avance en
valores hacía la plena igualdad entre mujeres y hombres.
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