lunes, 20 de octubre de 2014

ESPAÑA NECESITA UNA ESTRATEGIA NACIONAL DE DEPORTE BASE

¿Existe una estrategia nacional para el desarrollo del deporte base?

¿Quién se ocupa de la promoción deportiva en la base, el Gobierno central, las CCAA, los ayuntamientos, los centros escolares, las escuelas deportivas, las federaciones, los clubes, las empresas?
¿Se trabaja de forma coordinada en la promoción del deporte base?

Son preguntas muy básicas pero sin respuestas claras ni unánimes. Si me lo preguntasen a mí diría No a la primera, TODOS a la segunda y NO a la tercera.


Lo razonable sería diseñar desde el Gobierno de España, en colaboración con el resto de actores, una estrategia y planificación para el desarrollo del deporte de base. Sin embargo escucho, desde hace más de 30 años, quejarse a los políticos y profesionales de esta carencia y pocos son los que ponen el empeño.

¿Es razonable que un niño que se está formando psicológicamente y físicamente participe al mismo tiempo en las competiciones locales, escolares y federadas?

¿Es razonable que los mejores o los que más habilidades tienen para la práctica deportiva lo acaparen todo y los demás tengan muy pocos espacios en donde practicar deporte?

¿En ciertas edades tiene que primar la competición o la diversión?

Conozco algún caso de conflicto serio a nivel de competición federada por el hecho de no dejar a los niños y niñas jugar en un mismo equipo en determinadas categorías. ¿Sería razonable que a ciertas edades niños y niñas pudieran jugar juntos?

Si utilizáramos la lógica y el sentido común, la respuesta a estos interrogantes sería clara. Sin embargo, la realidad es otra y no siempre impera la lógica y el sentido común.

Observo que falta voluntad política en unos casos y ganas en otros para afrontar este reto. No es difícil hacerlo, más bien en relativamente fácil, y cientos de profesionales estarían dispuestos a aportar su experiencia.

Las CCAA se crearon para cooperar y no para competir entre ellas. En este, como en otros muchos casos, los distintos gobiernos tienen que sentarse para diseñar, planificar y coordinar, con el resto, una estrategia común de promoción del deporte en niños y jóvenes.

En otros momentos la excusa fue que había otras prioridades, pero tras 40 años de democracia esta tarea no puede seguir relegándose. Además el Consejo Superior de Deportes se ha quedado con escaso contenido con los recortes económicos (ha pasado de gestionar 180 millones de euros a poco más de 80 millones), que mejor momento para darle este trabajo.

Somos muchos españoles los que pedimos, mejor exigimos, que los responsables de hacerlo se pongan en ello y que cuenten con el resto. Si lo hacemos bien el trabajo de miles de personas, profesionales o aficionados, será mucho más fácil, más claro y todos saldremos ganando, especialmente los niños y jóvenes.

lunes, 6 de octubre de 2014

EL ÉXITO DEL DEPORTE FEMENINO ESPAÑOL

Al éxito del deporte masculino español encarnado por Nadal, Alonso, Márquez, Pedrosa, Lorenzo, Gómez Noya, la selección de fútbol, baloncesto, balonmano, tenis, waterpolo y un largo etc. Ahora se le unen nombres desconocidos para la mayoría, Mireira, María Vilas y Melanie Costa (Natación), Carolina Marín (bádminton), Gisela Pulido (kaysurf), la selección de sincronizada, waterpolo, baloncesto y suma y sigue.


Este éxito no es fruto de la casualidad, como alguna vez he escrito en este blog, es consecuencia de mucho trabajo y sacrificio personal, y también del esfuerzo económico de las aapp y los clubes y federaciones deportivas.

Pero más allá de lo puramente deportivo es consecuencia del éxito de una sociedad que cada día avanza un poco más en igualdad. Por supuesto que queda mucho, solo hay que mirar las estadísticas de violencia doméstica, las diferencias salariales entre hombre y mujer o la ocupación de puestos ejecutivos en grandes corporaciones y en los gobiernos. Sin embargo, debemos sentirnos orgullosos, yo lo estoy, no solo del éxito deportivo sino de la significación social del hecho.

Hasta hace unos pocos años ver jugar a una chica al baloncesto, fútbol o balonmano era poco menos que una osadía, y no digamos de aquellas que se dedicaban a entrenar o a ser árbitros. No seré el único que haya escuchado comentarios machistas viendo un partido de féminas o a una chica pitar un partido de fútbol o baloncesto. No diré que se hayan erradicado esos comportamientos, pero sí que la sociedad va normalizando, como no puede ser de otra forma, estos acontecimientos.

Dicho esto, quiero manifestar mi preocupación por la continuidad de este éxito. Seguro que a Mireira, Carolina o a Gisela, no les va a faltar el apoyo y los medios, al menos mientras obtengan tan buenos resultados, pero ¿qué pasa con los miles de chicas que vienen detrás?

Parte del éxito depende del apoyo económico y este en una primera fase, la del deporte base, tiene que llegar de las administraciones públicas. Me consta que los clubes deportivos y las federaciones se exprimen las neuronas para ver de dónde sacar recursos económicos. En algunos casos se consigue, pero en la mayoría el esfuerzo termina en frustración.

Desgraciadamente, ante la falta de recursos económicos, en la mayoría de clubes y federaciones, se sigue dando prioridad al deporte masculino. No es bueno que esto ocurra, tantos derechos tienen ellos como ellas y escoger una opción en función del sexo es injusto e impropio de una sociedad moderna e igualitaria.

En cualquier caso, lo mejor es no tener que escoger. Para eso deben existir los recursos económicos suficientes para mantener una estructura de deporte de base acorde con las necesidades de la sociedad española.

Esta es una obligación de las administraciones públicas que, en estos momentos, no están cumpliendo. Necesitamos una estrategia consensuada entre partidos políticos y la sociedad civil de deporte de base, que no existe, bueno nunca ha existido. Que defina cuales son los objetivos, la coordinación entre los actores y los recursos de todo tipo.

Esa será la mejor garantía de que el deporte femenino siga creciendo y que nuestra sociedad avance en valores hacía la plena igualdad entre mujeres y hombres.