lunes, 19 de agosto de 2013

EL PLAN DE PAGO A PROVEEDORES DEL GOBIERNO.


¿Es una buena solución para resolver la morosidad de las AAPP?

La idea inicial del Ministerio de Hacienda, tal y como fue concebida, era buena. Se trataba de poner el contador de la deuda de ayuntamientos y CCAA a cero, con el objetivo de que a partir de ese momento las AAPP cumplieran la Ley de Morosidad, que les obliga a pagar en 30 días.

Además, las empresas que trabajamos para el sector público podríamos recuperar la maltrecha tesorería, al menos las que todavía seguíamos funcionando.

Sin embargo el objetivo del Ministerio no parece que se haya cumplido, la mejor prueba de ello es que acaba de ponerse en marcha el III Plan de Pago a Proveedores. Es decir, ayuntamientos y CCAA siguen sin cumplir la Ley de Morosidad, a pesar de que el ministro Montoro prometió que a partir del verano todas las AAPP pagarían sus facturas en menos de 30 días.

Todo parece indicar que lo que nació como una buena iniciativa se ha convertido en una auténtica chapuza. Si no se remedia, parece que no hay predisposición para hacerlo, cada año tendremos un plan de pago a proveedores de las AAPP.

Lo que parecía la panacea, se ha convertido en una pesadilla para las empresas que trabajan para el sector público. Ya el primer plan fue, contrariamente a lo que se ha vendido, más perjudicial que beneficioso para la mayoría de las empresas. Las empresas cobraron la deuda  acumulada durante meses e incluso años, pero lo que no se ha dicho es que no cobraron toda la deuda, sino una parte.
Se nos quedó- a la sociedad- la sensación de que el Gobierno estaba haciendo un favor a las empresas y autónomos, cuando la realidad es que se limitó a pagar solo una parte de lo que  debía.

Pondré como ejemplo a Calidad Deportiva SL, sociedad de la que fui gerente. Cuando se puso en marcha el I Plan de Pago a Proveedores la deuda que tenían los ayuntamientos con esta empresa era de aproximadamente 9 millones de euros, mucha de ella con sentencia judicial firme. La mayor parte de esta deuda estaba endosada a los bancos, al menos unos 5 millones. De esa deuda se cobró algo menos de 7 millones de euros, ya que algo más de 2 millones de euros correspondían a intereses de demora, que por supuesto Calidad Deportiva SL había pagado a los bancos. Pues bien, el RD que reguló el plan obligo a las empresas a renunciar al cobro de estos intereses.  

En aquel momento las empresas denunciaron lo injusto que era el Gobierno, pero la situación de la tesorería era tan acuciante que la mayoría cogió el principal para seguir trabajando y renunció a los intereses. No quisieron ver que se estaban poniendo la soga en el cuello, ya que estaban renunciando a una parte importante de su tesorería.

Calidad Deportiva SL renunció a algo más de 2 millones de euros. De disponer de esa tesorería ahora no estaría pasando las dificultades que tiene para hacer frente a sus compromisos. El Gobierno dio pan para aquel momento y hambre para el futuro.

El Gobierno se equivocó, esos cientos e incluso miles de millones habrían ayudado a dinamizar la economía, y habrían evitado la destrucción de miles de puestos de trabajo y la desaparición de muchas empresas y autónomos.

Con el III Plan en marcha nada parece haber cambiado. Las AAPP siguen sin cumplir la Ley de Morosidad (como pueden exigirnos el cumplimiento de la Ley a los ciudadanos, las empresas, autónomos, etc., cuando ellos no la cumplen). Muchos ayuntamientos y CCAA siguen financiándose con los proveedores, prometen que pagarán pero cuando llega el momento de hacerlo no lo hacen. Si, ya se la respuesta del lector, que no les vendan a las AAPP, pero no es esa la solución al problema.

Desde que el Gobierno anunció el III Plan de Pago a Proveedores, en junio, han sido cientos los ayuntamientos y CCAA que se han acogido. De momento, si alguno tenía intención de pagar a las empresas o autónomos sus deudas en el corto plazo, no lo harán, y como poco las empresas que se acojan no van a cobrar sus facturas antes de noviembre o diciembre. Por supuesto renunciando a los intereses que legítimamente les corresponden.

Los ayuntamientos y CCAA esperan un plan anual, al menos hasta superar la crisis económica,  por tanto seguirán sin cumplir con la Ley que les obliga a pagar en 30 días, con el beneplácito del Gobierno.

La solución es sencilla, muy sencilla.  Sin embargo, no existe la voluntad política de ponerla en marcha.  Se debió de poner el contador a cero y de inmediato crear un Fondo que garantizase a los proveedores el cobro de sus facturas en los 30 días que marca la Ley.

El funcionamiento de este Fondo de Garantía también es muy sencillo, las empresas que hayan vendido a las AAPP y no cobrado sus facturas en 30 días, las presentan al Fondo de Garantía con el correspondiente reconocimiento de esa deuda, firmado por el Interventor del ayuntamiento o CCAA, el Fondo le paga inmediatamente y luego es este quien se encarga de descontarla de la PIE (transferencia que tiene que hacer el Gobierno central a ayuntamientos y CCAA de los tributos que recauda el Estado)

Las empresas cobran sus facturas en los plazos marcados por la Ley, no se generan intereses de demora y por tanto disminuye la necesidad de empresas y autónomos de financiación, y lo que es más importante las AAPP dejarán de financiarse con los proveedores y gastarán solo lo que tienen.
Como verán la solución técnica existe y es buena para todos, falta la voluntad política de ponerla en funcionamiento.

lunes, 5 de agosto de 2013

LA COMPETENCIA DESLEAL


Si la situación para las empresas es difícil por la contracción del consumo, la falta de crédito y la morosidad, aún se nos pone más complicada por la competencia desleal.

En los últimos años han aumentado los negocios ilegales de forma espectacular. Aparecen y desaparecen de un día para otro dejando daños irreparables al tejido empresarial.

Suelen ser personas sin ningún tipo escrúpulo que aprovechan la situación para obtener un beneficio rápido. Dan de alta una hipotética empresa que en la mayoría de los casos no tiene más empleados que el propietario, comienzan una actividad clandestina, con trabajadores sin dar de alta o dándolos unas horas o algún día, venden sin facturar el IVA, compran al “ya te veré”, y mientras dura los beneficios son espectaculares.

En nuestro sector, la construcción y equipamiento deportivo, este modelo de negocios ha crecido “como enanos”. Un ejemplo muy significativo está en la fabricación de equipamiento deportivo, especialmente pistas de pádel. Es un deporte de moda y en auge, y por ello las ventas se mantienen. 

Todavía se venden muchas pistas de pádel, pero quienes las fabricamos somos cada día más.
La mayoría de los que se incorporan al negocio lo hacen bajo la clandestinidad, no pagan impuestos, no pagan cotizaciones a la seguridad social, los talleres no cumplen con la reglamentación, en muchos casos utilizan materiales de baja calidad y sin pagar el IVA, etc.

Algunos de ellos son cazados por la inspección de trabajo o de hacienda, la mayoría no, pero lo cazados no tardan en extinguir la sociedad y constituir otra semejante para continuar el negocio. No hablo por lo que me cuentan sino por lo que conozco.

Ante esta situación es muy difícil competir para quienes tratamos de cumplir con la legalidad laboral, fiscal y medioambiental.

No podemos producir, ni instalar una pista de pádel con los mismos costes que estos negocios clandestinos. A la hora de vender, al comprador, le importa poco si cumples o no la legalidad, solo le importa el precio. Lo más lamentable es que esto no solo pasa en el sector privado, también en el público.

Nos esforzamos en competir, en vender productos de calidad, productos certificados, etc., pero como no podemos competir con el precio, se pierde la venta.

Esto está trayendo consecuencias muy negativas para la salud empresarial. Algunos de los que hacían las cosas bien caen en la tentación de empezar a hacerlas mal para ser más competitivos, con la proliferación de la economía sumergida y el perjuicio para toda la sociedad. Y quienes quieren seguir haciéndolas bien corren un alto riesgo de morir por falta de mercado.

Ante esta realidad, ¿qué hace la administración? casi nada, al menos efectivo. Nos dicen que denunciemos caso a caso. Nosotros lo hicimos pero con poca o ninguna efectividad, a pesar de que, me consta, los funcionarios se esforzaron y empeñaron. Pero, lo que fallan no son los funcionarios sino el sistema. No se trata de exigir más a los empleados públicos, que en algunos casos también, sino de cambiar el sistema de control.

El sistema se cambia hablando con cada sector para conocer su realidad y su opinión, y trabajando de forma coordinada administración, empresarios y sindicatos.

Por otras razones, que no vienen al caso, viví este mismo problema, mucho más acentuado, en el sector de la agricultura. La llegada masiva de inmigrantes propicio mano de obra muy barata y clandestina en el campo. La economía sumergida creció espectacularmente. La administración se sentó con los sindicatos y empresarios y se pusieron en marcha medidas que han resultado muy efectivas. No se ha erradicado la economía sumergida en un sector tan complejo con el agrícola, pero se ha avanzado mucho.