Hace meses que no escribo nada para
este blog, lo cotidiano nos ocupa todo el tiempo. A veces los
problemas son tantos que no resulta fácil encontrar un hueco para la
reflexión.
Dedicamos la mayor parte de nuestro
tiempo a resolver problemas, en vez de ocuparnos de ser creativos, de
las relaciones con otros o de transmitir esperanza entre tanta
negatividad.
Se trata de ver el vaso medio lleno, al
menos así es como yo lo quiero ver. Esta convicción no es fácil de
llevar a la práctica. Cada mañana te levantas con la intención
pero las circunstancias del día te empujan continuamente hacia el
lado contrario. Hay que ser fuerte para no dejarse arrastrar al lado
oscuro.
No solo se trata de ser positivo,
también de transmitirlo. A eso vamos, esa es mi intención con esta
reflexión. En lo que llevamos de año observó un cambio de
tendencia en el sector al que me dedico (para quienes no me hayan
seguido, la construcción, equipamiento y gestión de instalaciones
deportivas).
De estar absolutamente parado a verse
movimiento. De una u otra manera, como contratistas o
subcontratistas, dependemos casi al 75% de las administraciones
públicas. En España el deporte directa o indirectamente siempre ha
dependido del sector público.
Los ayuntamientos han vuelto a la senda
de la contratación, menos las CCAA. Esto ha propiciado que las pocas
empresas especializadas que siguen vivas puedan coger algo de
oxígeno.
No obstante tengo que expresar mis
dudas, que las tengo. No sé si es consecuencia de que han medio
saneado sus cuentas, si se trata de una necesidad de mantener y
mejorar las infraestructuras deportivas de su propiedad o es que a la
vuelta de la esquina están las elecciones.
Como se trata de ser positivo, quiero
pensar que en unos casos habrán saneado las cuentas y en otros
tienen necesidad de mantener o mejorar las instalaciones, o lo mejor
ambos.
Espero y deseo de que no sea algo
coyuntural para ganar votos. Legítimo, por supuesto, pero una
solución transitoria.
Que el modelo
deportivo español tiene que cambiar es incuestionable (mi opinión
sobre esto será objeto de otra entrada posterior a este blog), pero
abandonarlo, como ha estado estos dos o tres últimos años, no es
ninguna solución.